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Antes no siempre es mejor: reflexiones sobre el desarrollo infantil

Es común sentir orgullo cuando nuestro hijo camina antes de lo esperadoescribe sus primeras letras a una edad temprana, o maneja una tablet con sorprendente destreza. A menudo, incluso lo comparamos con otros niños, destacando su aparente autonomía o rapidez en alcanzar ciertos logros.

Sin embargo, es importante recordar que alcanzar un hito temprano no necesariamente significa que sea lo mejor para el desarrollo. Cuando los niños adquieren ciertas habilidades antes de tiempo, podrían estar saltándose etapas cruciales que aportan beneficios fundamentales para su crecimiento integral.

Veamos algunos ejemplos:

  • Gatear antes de caminar: Si un bebé comienza a caminar muy pronto y no pasa suficiente tiempo gateando, puede perder la oportunidad de fortalecer hombros, mejorar la postura y desarrollar el núcleo corporal, aspectos esenciales para habilidades motoras futuras.

  • Escritura precoz: Aprender a escribir antes de tener la fuerza y coordinación necesarias en la motricidad fina puede provocar frustración, una mala postura de la mano e incluso dolor, dificultando el gusto por esta habilidad.

  • Uso temprano de pantallas: Aunque pueda parecer asombroso ver a un niño manejar un dispositivo electrónico con soltura, el uso prematuro de pantallas puede interferir con el desarrollo del sistema nervioso y afectar funciones como la atención, el lenguaje y la autorregulación emocional.

  • Independencia temprana: Un niño que aparentemente no necesita ayuda para dormir o enfrentar ciertas situaciones solo, puede estar ocultando una necesidad no atendida. A veces, detrás de esa independencia precoz hay una carencia en el vínculo emocional que lo ha llevado a buscar soluciones por su cuenta, sin sentirse con la libertad de pedir apoyo.

La infancia no es una carrera de velocidad, sino una maratón. Y como tal, requiere tiempo, acompañamiento y respeto por el ritmo único de cada niño. Cada etapa tiene su valor y su propósito. Saltarse alguna puede parecer un logro en el momento, pero a largo plazo puede tener un costo emocional, físico o cognitivo.

Acompañemos sin apurar. Celebremos sin comparar. Y, sobre todo, confiemos en el proceso individual de cada niño.